Hakuna Matata

6 de mayo de 2012


Soy una adolescente que está viviendo en la llamada flor de la vida. Pero, ¿Qué es la flor de la vida exactamente? ¿Un modus vivendi? ¿Una etapa en la que floreces? ¿Un camino de rosas? Sí, aquí se plantea lo que realmente significa tener una edad comprendida entre ¿14 y 25 años? Porque, ¿entre qué barómetros de edad se sitúa la adolescencia? ¿Es algo cuantitativo o quizás es más cualitativo?
Desde hace un tiempo, mi cabeza no parado de pensar en todo lo referido a la vida, y sobre todo, en la etapa que me concierne y me preocupa. El término preocupar lo establezco como algo positivo, en el sentido de que se trata de un hecho que me llena de curiosidad. Tengo 18 años y en los libros de Ciencias del Medio de Primaria establece que me ubico en la adolescencia. Por tanto, las ciencias ya han resuelto por mí este dato cuantitativo. Sin embargo, la parte cualitativa, no está tan clara, o por lo menos, las ciencias no han sido capaces de explicarlo. Si ellos no han sido competentes en resolver este hecho, espero poder aclararlo de alguna manera.
Con la palabra cualitativa me refiero a la parte subjetiva de la palabra adolescencia, o sea, si se trata verdaderamente de una edad o no importa la edad que tengas para vivir de esta manera. En mi caso, considero que en muchas ocasiones realizo actividades que quizás no me pertenecen según mi etapa de vida. Pero en otros casos, pienso que estoy viviendo de la forma que realmente quiero y deseo. De todas formas, ¿Quién establece los principios por los cuales debe desenvolverse una persona? ¿Existe algo estipulado que acredita la forma de comportarnos y vivir el día a día? Creo que esto no es objetivo, sino que depende de la persona, de su personalidad.
La personalidad, ese conjunto de características y de diferencias individuales que distinguen a una persona de otra, es el núcleo de la cuestión. Se puede clasificar la personalidad, desde mi punto de vista, en dos grandes grupos. El primer grupo, englobaría a todas aquellas personas apáticas, pasivas, despreocupadas, impasibles etc. Y, en el lado totalmente opuesto, se encontrarían las personas activas, llenas de vitalidad, curiosas, con ganas de descubrir, aprender... Un alto porcentaje de mi personalidad se define como el segundo grupo.  Por lo cual, esta personalidad me lleva a realizar acciones y tareas en constante movimiento.
Las comparaciones nunca son buenas, pero no cabe duda de que necesitas realizar una comparación con tu grupo de iguales o ver cómo se sitúa el mundo para luego comprarte contigo misma. Y, yo no he hecho menos. Por un lado, no se puede establecer términos genéricos, pero si visualizo mi alrededor “A los jóvenes de hoy en día no les preocupa casi nada”. ¿Y, esto por qué es así? Mi sencilla respuesta y, quizás un podo desafortunada, es que no se desea despertar de esta etapa, queremos vivir como niños y todo cambio o toda dura decisión por tomar, nos asusta. Todo porvenir nos echa para atrás y lo que se trata de hallar cosas nuevas…Mejor dejarlo aparte. Por ello, tampoco me comparo con en este sentido, ya que necesito límites, descubrir y no dar nada por hecho.
Quizás, algún día me arrepienta de todo lo que hice, aunque, es poco probable de que me venga ese remordimiento con el tiempo ya que si quería vivir esa etapa de esa manera… ¿Por qué debería afligirme? ¿Y si mañana no puedo vivir mis sueños por una razón de salud? ¿Por qué tendría que esperar a la adultez para vivir tales hechos? La curiosidad y las ganas de vivir parten de mi personalidad.

Demuéstrale cada día una razón a la vida para que la muerte tenga una menos.
No cuentes los días, haz que los días cuenten.
 Vive y deja vivir.
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