¡Hola chicas! ¿Cómo están?
Seguro que la palabra mandala les suena de algo, aunque sea de
oídas.
Hace unos meses empecé a ver en
blogs que estaba de moda un libro para liberar el estrés, que era mediante
esta técnica del mandala. No le presté atención, e incluso lo consideré una tontería más para vender.
Sin embargo, mi pensamiento cambió
hace pocos días, cuando vi que mi padre trajo junto con el periódico un libro
para pintar mandalas. Pensé: ¡vaya, hasta mi padre se quiere apuntar a la moda!
Le comenté que había oído hablar de
esta técnica para el estrés y que no me parecía algo serio o que iba a quitarlo
realmente. Es decir, no creía que funcionase. Pero… hasta que no se prueba no se
sabe. Total, que fue una anécdota o curiosidad de ese día.
A los dos días, veo una noticia en
el periódico el país, sobre la atención plena: Mindfulness, en el que
tratan el tema de la concentración, lo complicado que es tenerla con las nuevas
tecnologías y técnicas para obtenerla. ¿Y a que no saben qué técnica nombró…?
¡La del mandala!
Casualidad o no, pero no me gusta
pasar por alto las señales que da la vida. Así que dejé de estudiar, cogí el
libro (que mi padre no había pintado ni uno) y me puse a ello.
Al elegir los colores, pensar en el
diseño y ponerme a colorear, me acordé que de pequeña me encantaba pintar, pero
odiaba dibujar. Era muy muy torpe dibujando, recuerdo que mi padre me compraba
libros con rayas y todo tipo de técnicas para que desarrollase la técnica del dibujo.
Pero no, no tenía ese Don.
No obstante, pintar me encantaba.
Elegir colores, pensar en el diseño, estructura… También recuerdo que en clase
de Plástica, en el instituto, cuando pedían dibujar a mano alzada lo odiaba… no
podía plasmar nada bien. Pero cuando había que crear un diseño y pintarlo…
¡sacaba sobresaliente!
No hace falta que ponga más
ejemplos para que se vea que me gustaba pintar, ¿no?
Mientras iba pintando, me iba dando
cuenta que esto no era un juego. Si no que tenía que CONCENTRARME bien para
pintar dentro de las formas por el hecho de ser pequeñas. Pues, con el objetivo
de no salirme de las formas y que me quedase muy bonito, puse mucho empeño.
Me da hasta vergüenza nombrar una
cosa curiosa que me ocurrió pintando y que me recordó a la infancia. Era tanta
la concentración que ponía, que en una de esas saqué un poco la lengua jajaja.De pequeña, cuando hacía este gesto, significaba que estaba muy concentrada y a
los segundos me percaté de lo que había hecho. Era algo innato y todavía estaba
en mí.
También me ayudó a tomar las cosas
con calma, porque estoy acostumbrada a hacerlas rápido y pasar a la
tarea siguiente. Y aquí, se necesitaba dedicar tiempo para que saliese bien.
En resumen, algo que consideraba
tonto y ridículo al principio se ha convertido en un ejercicio de concentración
y liberador de estrés.
Si no han puesto en práctica esta
técnica, se las aconsejo porque yo lo juzgaba sin saber y al final ha resultado
eficaz.
¿Y ustedes, conocían esta técnica?
¿Han tenido alguna experiencia?
¿Qué hacen para concentrarse o
liberar el estrés?
PD: Este libro costó 0,96 céntimos de la tienda Galenas, pero seguramente en librerías o en kioskos lo pueden encontrar por 1 o 2 euros.
Otra opción es el libro de Susanne F. Fincher - Colorea Mandalas que cuesta sobre los 10 euros.