Adiós Erasmus, segunda parte

27 de julio de 2014

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El segundo semestre empezó a mediados casi finales de Marzo, continuamos con las fiestas pero a otro nivel ya que los veteranos nos lo tomamos más relajado o de otra forma. Engordé, sí, cogí kilos extra. La ropa no me servía y me sentía muy mal conmigo misma. Me apunté al gimnasio e intenté llevar una dieta sana y beber poco alcohol. Aprendí bastante sobre nutrición, pero por desgracia, no pude lograr casi nada, porque ser Erasmus implica: salidas, cenas y fiestas, es decir, alcohol y comidas poco saludables. Al principio estaba mal acerca de este tema pero los últimos meses pasé de rayarme y continuar disfrutando de los últimos momentos con la gente.

¡En Abril tuvimos 3 semanas de Semana Santa! Por lo que había que aprovecharlos para viajar. Dos amigas y yo nos fuimos de mochileras por Polonia (visitando cuatro ciudades) y para terminar en Praga. La experiencia fue gratificante, aprendimos mucha historia y catamos gastronomía polaca. Fue un viaje 10 en todos los sentidos.
Al volver, continuábamos con las clases, pero nada agobiante. Muchas de ellas no eran obligatorias. Este semestre practiqué más inglés que alemán debido a las asignaturas y a que conocí a un chico con el que nos comunicábamos en el idioma internacional. Una ilusión o sueño que quería cumplir algún día era el tener un amigo especial extranjero, y lo conseguí. Fue muy divertido y aprendí mucho. Nunca pensé que llegaría a tener una historieta con un chico de otro país, pero así fue. Hasta entonces solo habían sido rollos de una noche y nada más.
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Continuamos con las fiestas, eventos, cenas, clases, viajes todo Mayo. No podía irme de Alemania sin visitar Berlín, por lo que lo hicimos un fin de semana. La capital alemana es otro rollo, muy alternativo cuya atmósfera me encandiló. Junio: mes de la locura. Llegaron los cumpleaños, ¡el mío el 8 de junio! Primero el de una amiga, luego vino mi cumple que duró ¡3 días! Festivales de música, llegó el buen tiempo, tomar el sol en el río y hacer barbacoas. (En Invierno solo había nevado 3 veces y por lo que me dijeron los alemanes, había sido un invierno “cálido”. Sin embargo, para mí viniendo desde Canarias, había sido frío). Fue una locura, un mes de mucho derroche. Al mismo tiempo, a mediados y finales de Junio comenzó el periodo de evaluación, otra vez exámenes, trabajos y presentaciones. Pero esta vez fue todo mucho más fácil, con estudiar el día antes bastaba, no se exigía mucho.

Mi último examen fue el 7 de Julio (que a estas alturas en Canarias, ya estaría de vacaciones) y empezaron las despedidas. Duro, muy duro, porque esta vez tú también te despides. Seguimos disfrutando a tope de estos días, diariamente salidas y quedadas, cualquier excusa era buena para aprovechar lo máximo posible con tus amigos y conocidos que probablemente no los vaya a ver más. Darlo todo a último momento. Y comenzaron los primeros adiós… Me empezó a doler, las primeras lágrimas se derramaron y a medias era consciente de lo que estaba pasando. Me tocaría a mí en algún momento. No podía creer que después de haberme instalado, sentirme agusto y cómoda, conocer y adaptarme a muchos lugares, ser más independiente y hablar más alemán… Tenía que despedirme. ¿Por qué? Y llegó, irremediablemente las despedidas, buenos deseos a los amigos que se van de Intercambio el próximo semestre, o que seguirán estudiando, deseos a los amigos de otros continentes, muchas lágrimas e intercambios de Skype.

Día 18 de julio de 2014, llegó mi hora. Mi número preferido. Llegué un 20 de Septiembre y me voy casi el mismo día. A las 8 de la mañana empecé a llorar, hasta ahora había sido bastante fuerte, como un niño que no es consciente de lo que está sucediendo. Pero hoy, sí que lo fui. La facturación salió sobre ruedas (teniendo en cuenta que volaba con Ryanair y con los límites de kilos) y me despedí de mis amigos en el aeropuerto. Empecé a recordar todos los momentos vividos y todo lo que iba a perder... un río brotaba de mis ojos.
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Siempre recordaré esta experiencia, porque ha sido la mejor de mi vida hasta el momento. Muchas sensaciones y experiencias vividas que son imposibles de olvidar. Mucho aprendizaje ganado en todos los sentidos. Me voy con una sonrisa y lágrimas en los ojos, porque al mismo tiempo me encontraré de nuevo con mis amigos y familia.
Si se están pensando alguna vez en participar en un intercambio de estudios, no lo duden en ningún momento. La respuesta siempre será afirmativa. Si pudiera echar el tiempo atrás, lo haría. Ahora me toca ayudar a los próximos estudiantes con mis consejos y mis recomendaciones sobre Bremen, porque es una ciudad encantadora, pequeña pero acogedora.

Hasta siempre Bremen, y gracias a todos por formar parte de mi experiencia de alguna manera
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Adiós Erasmus, primera parte

23 de julio de 2014

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Con las lágrimas en los ojos y en pleno vuelo de vuelta a Gran Canaria empiezo a escribir. Hasta ayer no concebía que la experiencia Erasmus se acabaría. Que no es una ida y venida, que es un finito, un over… 

Diez meses viviendo en el extranjero no fueron suficientes. Parece que fue ayer cuando estaba nerviosa por venir a Bremen, cuando mi compañera de piso me vino a buscar al aeropuerto, cuando me instalé en el piso compartido, mi habitación, la gente que iba conociendo poco a poco de todas las nacionalidades, las quedadas antes y después de que empezara el periodo de clases, primer contacto en la universidad y con los alemanes, nuestra coordinadora ayudándonos con el papeleo, salidas, salidas y más salidas. Y por supuesto, acompañadas de alcohol, preferiblemente cerveza porque estábamos en Alemania. No era obligatorio ir a todas las clases además el horario era muy flexible, nuestro curso de alemán internacional, discotecas, cenas, fiestas en casas…. Así iba pasando el primer semestre, que era de experimentación, de muchos excesos en todos los sentidos. Todo daba igual, porque ¡estamos de Erasmus! (Alguna que otra vez llegué a odiar esta frasesita)

Cada día suponía una nueva aventura en este país germánico. Desenvolverte tú sola, papeleo, la lengua alemana, primeros problemas o malentendidos… pero que con calma y paciencia se iban resolviendo. Eres responsable de ti mismo en todo momento, aunque tengas millones de amigos, si te pasa algo corre de tu cuenta. Aprendes muchísimo, a mejorar como persona, a madurar, a aprender nuevos conceptos y culturas, ponerte en la cocina, llevar las tareas de la casa… y todo eso combinarlo con fiestas y quedadas casi diarias.
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En Enero vino la depresión Post- Vacacional, entré en una media depresión momentánea. Vine antes de Reyes y eso me provocó una tristeza enorme. Creía que no lo iba a superar porque el tiempo, el frío y la soledad no me lo permitían. Finalmente, después de derramar unas cuantas lágrimas, la Elena de antes volvió a su carga. Periodo de trabajos, exámenes y presentaciones. Después de tanto estrés (solo porque suponía esfuerzo idiomático) vinieron las despedidas de los primeros Erasmus y las vacaciones. Ahí empecé a sentir que en algún momento llegaría mi turno, pero que todavía se encontraba lejano. Es muy duro decir adiós a personas que han llegado a ser tus amigos de verdad en este tiempo y que vivan en otros continentes, ya que las probabilidades de vernos de nuevo son reducidas.

Por fin llegaron los viajes, después de tanta fiesta, era mi deber gastar dinero en conocer mundo. Aunque durante los primeros meses hayamos visitado ciudades del Noroeste de Alemania, tocaba salir del país. Nuestra primera parada fue Ámsterdam. Dentro de Alemania, fui a Bremerhaven, Hamburgo, Hannover, Münster, Colonia, Dortmund y Braunschweig. Vuelta a Gran Canaria por vacaciones y de paso a disfrutar de los Carnavales. ¡Estuve 1 mes y medio de holidays! (Aunque siendo Erasmus, se está de vacaciones todo el año)
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Al llegar, a principios de Marzo, viajé a Londres por segunda vez en mi vida. Quería conocer lugares que se me habían pasado de largo. Me encantó porque viajé sola entre comillas y pude desenvolverme muy bien. Fue una experiencia muy enriquecedora personalmente. A mitad de mes, comenzaron las mismas actividades que se programaron en el primer semestre, para los próximos estudiantes. Ahí conocí a nuevas personas, pero he de confesar que muchas menos que el semestre anterior ya que mi grupo y yo nos acomodamos. En el primer semestre conocí a gente de muchas nacionalidades y practiqué el idioma nacional con muchos alemanes. Al principio, tuve un colapso mental entre inglés y alemán, pero según avanzaba el tiempo, me sentía más segura con ambas lenguas, cada vez con menos fallos y más fluidez.

Continúa la 2º parte el Domingo 27 de Julio... 
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